Diosa de tu mundo

“Diosa de tu mundo, busca tu felicidad”.

Sonia está en la cama. El despertador ha sonado ya tres veces, pero la pereza le gana. No encuentra motivos suficientes para salir de ella. No tiene fuerzas para enfrentarse a un nuevo día. Esta un poco triste, la vida le ha noqueado otra vez y se siente aturdida. No entiende porque eso le pasa a ella. Finalmente reúne la energía necesaria y sale de la cama. Corre la cortina. El sol se abalanza dentro de la habitación. Ella apática entrecierra los ojos maldiciendo la luz. Se va directa al baño con el propósito de darse una ducha, se siente sucia por muchas de las acciones realizadas recientemente. No sé reconoce y le cuesta perdonarse.

Entra en la ducha y enciende el agua. Empieza a quejarse porque no sale el agua lo suficientemente caliente. Acaba de ducharse. Suena su móvil, es su madre. Responde con cierta hostilidad, le dice que no es un buen momento, que ya hablarán. Se dirige hacia su armario para elegir la ropa que se pondrá, ve sus modelos de ropa con indignación. No encuentra nada para ponerse, le ha dejado de gustar toda su ropa, le ha entrado un deseo horrible de irse de compras. Finalmente se viste y va a la cocina a comer algo, no tiene mucho en el frigo. Desgraciadamente se tiene que conformar con un vaso de leche y una barrita keloks.

Abha pasa la noche en la acera esperando que salga el sol. Cuando sale lo recibe con una gran sonrisa, la fría y oscura noche ha pasado, ahora llega el caliente sol, asegurando que todo irá bien. Corre deprisa al arroyo, allí se baña y se acicala para estar medio presentable. Hace un par de años un turista que pasaba por su pueblo le regalo una armónica. Ella toca en la calle todos los días mostrando su talento y consiguiendo algunas monedas para comer. Su objetivo es poder ahorrar dinero para permitirse un autobús a la ciudad donde vive su abuela. Su abuela es el único familiar vivo que tiene y esta es demasiado vieja y pobre para poder buscarla.

Bienvenidos a la paradójica realidad, quien tiene más, merece más. Bienvenidos a la realidad, donde unos son felices con poco, y otros no son felices con nada. Bienvenidos a donde la mente decide donde está el bien y el mal. Bienvenidos a vuestro mundo. Tú decides que quieres hacer con tú vida. Bienvenido a donde tú mandas, a donde tú tienes el poder, a donde tú dictas las reglas, donde tú decides con que ser feliz.

Nunca pensemos que las lágrimas ensucian nuestra cara, pues sólo la limpian. Demos gracias por nuestros errores y levantemos la cabeza orgullosos sabiendo que al amanecer seremos seres nuevos.

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